En el fondo, no hay nada que hacer. Siempre tendrás dieciocho,
porque eres joven sólo una vez, pero inmaduro para siempre.
No hay instrucciones para cumplir treinta. Pero si las hubiera,
serían estas:
- Haz una lista de todo lo que no te gusta de ti y luego tírala.
Eres el que eres. Y después de todo, no es tan malo como
te imaginas un domingo de cruda.
- Tira el equipaje de sobra. El viaje es largo,
cargar no te deja mirar hacia delante.
Y además jode la espalda.
- No sigas modas. En diez años te vas a morir de
vergüenza de haberte puesto eso, de todas maneras.
- Besa a tantos como puedas. Deja que te rompan
el corazón. Enamórate, Date en la madre, y vuelve a
evantarte. Quizás hay un amor verdadero. Quizás no.
Pero mientras lo encuentras, lo bailado ni quién te lo quita.
- Come frutas y verduras. Neta, vete acostumbrando
a que no vas a poder tragar garnachas toda la vida.
- Equivócate. Cambia. Intenta. Falla. Reinvéntate.
Manda todo al carajo y empieza de nuevo cada vez
que sea necesario. De veras, no pasa nada. Sobre
todo si no haces nada.- Prueba otros sabores de helado.
Otras cervezas, otras pastas de dientes.
- Arranca el coche un día, y no pares hasta que se
acabe la gasolina.
- Empieza un grupo de rock. Toma clases de baile.
Aprende italiano. Invéntate otro nombre. Usa una bicicleta.
- Perdona. Olvida. Deja ir.
- Decide quién es imprescindible. Mientras más
grande eres más difícil es hacer amigos de verdad,
y más necesitas quien sepa quién eres realmente
sin que tengas que explicárselo. Esos son los amigos.
Cuídalos y mantenlos cerca.
- Aprende que no vas a aprender nada. Pero no hay
examen final en esta escuela. Ni calificaciones,
ni graduación, ni reunión de exalumnos,
gracias a Dios.
Felices treinta, viejo. Bienvenido al resto de tu vida.
domingo, 24 de mayo de 2009
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