martes, 24 de junio de 2008

MONA LISA, LA ORIGINAL

La Mona Lisa de Leonardo da Vinci tenía originalmente
cejas y pestañas, asegura un inventor francés quien dice
que escaneó digitalmente la pintura.

Pascal Cotte dijo que su escáner de 240 mega píxeles
reveló trazos de vello facial borrado a través de esfuerzos
de restauración.

Da Vinci cambió de idea acerca de la posición de dos
dedos de la mano izquierda de la Mona Lisa, su rostro
era inicialmente más ancho y su sonrisa más expresiva,
dijo Cotte.

Según explicó, él pasó 3.000 horas analizando los
datos de los escáner que tomó de la pintura en el
Museo del Louvre, hace tres años.

Cotte, un ingeniero francés, utilizó sensores
ultrarrojos y ultravioletas durante el proceso.

Su foto digital de 22 gigabytes fue hecha utilizando
13 diferentes filtros de colores, en vez de los 3 o 4
que se encuentran en las cámaras digitales promedio.

Más allá de lo aparente

El escáner mostró que, en la pintura, la figura sostiene
una manta que con el tiempo perdió su color y no puede
captarse a simple vista.

Cotte también dijo que sus análisis revelan lo que él cree
que fueron los colores originales de la pintura -azules suaves
y blancos-, comparados con los actuales verdes oscuros,
amarillos y cafés.

"Para transmitirle nuestra herencia cultural a nuestros
hijos, necesitamos el máximo de información", dijo.

"Con sólo una foto uno puede internarse en la construcción
de la pintura y comprender que Leonardo era un genio."

Cotte ha escaneado más de 500 pinturas, incluidos trabajos
de Van Gogh, Brueghel, Courbet y otros maestros europeos.

Los resultados de su trabajo están a la vista del público en
el Metreon de San Francisco, Estados Unidos, en una exposición
titulada: "Da Vinci: Exhibición de un Genio".

¿ES LA MISTERIOSA SONRISA DE MONA LISA UNA ILUSIÓN ÓPTICA?

Cinco siglos después de su creación, el retrato más famoso
del mundo, la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci, parece
que ha dejado de ser un misterio gracias a una investigación
de Margaret Livingstone sobre los mecanismos de la visión.

Livingstone ha expliacado durante su intervención en el
Congreso Europeo de Percepción Visual -que se celebra en
A Coruña- que la enigmática y escurridiza sonrisa de la Mona Lisa
es "una ilusión que aparece y desaparece debido a la peculiar
manera en que el ojo humano procesa las imágenes".

"Los artistas llevan mucho más tiempo que nosotros,
los neurobiólogos, estudiando los procesos visuales",
reconoció Livingstone, profesora de la Universidad de Harvard,
ante los cerca de 800 investigadores sobre la percepción
visual que asisten a esta reunión científica.

Así, indicó que cuando en el siglo XVI Leonardo Da Vinci
pintó la Gioconda, su Mona Lisa, logró el efecto de que
la sonrisa desaparezca al mirarla directamente y sólo
reaparezca cuando la vista se fija en otras partes del cuadro.

El artista italiano creó esa ilusión usando "de manera intuitiva"
unos trucos que ahora comienzan a tener base científica,
señaló Livingstone

Su teoría se apoya en el hecho de que el ojo humano tiene
una visión central, muy buena para reconocer los detalles,
y otra periférica, mucho menos precisa pero más adecuada
para reconocer las sombras.

"Da Vinci pintó la sonrisa de la Mona Lisa usando unas
sombras que vemos mucho mejor con nuestra visión periférica",
afirma Margaret Livingstone. Por eso para ver sonreír a la
Mona Lisa hay que mirarla a los ojos o a cualquier otra parte
del cuadro, de modo que sus labios queden en el campo de
visión periférica.

Tras publicar su teoría de que los cambios de expresión de
la Mona Lisa se deben a que la visión central tiene una más
alta resolución que la visión periférica, Livingstone estudia
ahora por qué tantos genios de la pintura tenían alguna
deficiencia visual.

Aludió así a Rembrandt, cuyo estrabismo reducía su
capacidad para ver en tres dimensiones, un hecho que
para esta investigadora pudo ser beneficioso porque,
según dijo, "tener una pobre percepción de la profundidad
puede ser una ventaja en una profesión en la que el objetivo
es plasmar el mundo tridimensional en un lienzo plano".

Como precisó Livingstone, no trata de "desmitificar el arte"
sino de explicar científicamente unas técnicas que los artistas
han venido usando de manera intuitiva desde hace mucho tiempo.

viernes, 20 de junio de 2008

ZOMBI

Un zombi (en ocasiones escrito conla grafía inglesa zombie) es,
originariamente, una figura legendaria propia de las regiones donde
se practica el culto vudú. Se trataría de un muerto resucitado por
medios mágicos por un hechicero para convertirlo en su esclavo.
Por extensión, ha pasado a la literatura fantástica como sinónimo
de muerto viviente y al lenguaje común para designar en sentido
figurado a quien hace las cosas mecánicamente como si estuviera
privado de voluntad.

De acuerdo con la creencia, un hougan, bokor o hechicero vudú
sería capaz mediante un ritual de resucitar a un muerto, que
quedaría sin embargo sometido en adelante a la voluntad de la
persona que le devuelve a la vida. Estos muertos vivientes son
llamados zombis. La palabra podría tener relación con el nombre
de una serpiente divina que es objeto de culto en las regiones de
lenguas níger-congo, y que está emparentada con el término
kikongo nzambi, que significa dios.

En 1937 la folclorista estadounidense Zora Neale Hurston conoció
en Haití el caso de Felicia Felix-Mentor, fallecida y enterrada en
1907 y a quien, sin embargo, muchos lugareños aseguraban haber
visto viva treinta años después convertida en zombi. Hurston se
interesó por rumores que afirmaban que los zombis existían
realmente aunque no eran muertos vivientes sino personas
sometidas a drogas psicoactivas que les privaban de voluntad.
No pudo, sin embargo, encontrar datos que fueran más allá
del mero rumor.

Varias décadas más tarde, en 1982, el etnobotánico
canadiense Wade Davis viajó a Haití para estudiar lo que
pudiera haber de verdad en la leyenda de los zombis y llegó a
la conclusión —publicada en dos libros: The Serpent and the
Rainbow (1985) y Passage of Darkness: The Ethnobiology of
the Haitian Zombie (1988)— de que se podía convertir a alguien
en zombi mediante el uso de dos sustancias en polvo. Con la
primera, llamada coup de poudre (en francés, literalmente,
«golpe de polvo», un juego de palabras con coup de foudre, que
significa «golpe de rayo» y también «flechazo» amoroso), se
induciría a la víctima a un estado de muerte aparente. Sus parientes
y amigos la darían por muerta y la enterrarían, y poco después sería
desenterrada y revivida por el hechicero. En ese momento entrarían
en acción los segundos polvos, una sustancia psicoactiva capaz de
anular la voluntad de la víctima.

El ingrediente principal de la primera sustancia, el coup de poudre,
sería la tetrodotoxina (TTX), una toxina que se encuentra en el
pez globo, que habita las costas del Japón y el Caribe. La TTX,
administrada en una dosis semiletal (LD50 de 1 mg), es capaz de
crear un estado de muerte aparente durante varios días, en los
cuales el sujeto sigue consciente a pesar de todo. Otras fuentes
hablan del uso del estramonio o datura, que en Haití se llama
concombre zombi, esto es, «pepino zombi». Según la creencia
popular, la ingestión de sal liberaría al zombi de los efectos
de la droga.

Davis popularizó también la historia de Clairvius Narcisse,
un hombre que aseguraba haber sido víctima de esta práctica
y haber vivido como esclavo zombi en una plantación
durante dos años.

A pesar de que la creencia en los zombis está extendida
en Haití (hasta el punto de que a veces se toman medidas
para evitar que los muertos sean convertidos en esclavos,
como inyectarles gran cantidad de agua salada o incluso
cortarles la cabeza), no existe ninguna evidencia científica
de que nadie haya sido sometido a un proceso de zombificación,
ni por medio de los venenos descritos ni, por supuesto, por
medios mágicos sobre muertos reales. Las investigaciones y
relatos de Davis y de Hurston han sido contestadas por
escépticos que ponen en duda su veracidad. Por otra parte,
es falso que el código penal haitiano prohíba expresamente
el uso de sustancias susceptibles de provocar la zombificación,
meme o idea falsa que en ocasiones se cita como demostración
de la existencia real de estas prácticas.